Como un don heredado de Dios.
La oración es como una flecha dirigida al cielo, lo roza,
se impregna de su esencia, y desciende al corazón de aquel por quien se ora.
Generalmente pedimos, y cuando lo hacemos, debemos hacerlo con corazón puro, sin dudas, con una fuerza equilibrada, con sencillez y humildad, pidiendo que sea La Voluntad de Dios por sobre la nuestra.
Si la persona por la que oramos está abierta a la ayuda, generalmente la oración surtirá efecto, a menos que por cuestiones kármicas o pre-designadas, la situación deba mantenerse.
Pidan por quien es
té falto de Luz la reciba, quien esté falto de amor se ablande más su corazón.
Pidan por quienes tienen odio, y si alguien les ha hecho mal, pidan por quien los odia, pues está escrito:
Amarás a tu enemigo.
Los hombres no cumplimos con este mandato,
que es el más sagrado que dejó mi amado Jesús el Cristo.
Pidan a Jesucristo, o a Alá, o a Moisés, o a Abraham, o a Buda, Krishna, Rama, los santos y maestros de todas las edades, a Dios, a La Energía, La Fuerza de lo Alto, La Presencia, o sólo formulen su pedido interior, pero pidan con fe, sin expectativas por si será o no cumplido el resultado.
Si hay enfermedades graves físicas o psíquicas, si hay mal, si hay odio , si las personas sufren, pidan, y no pidan sólo por los que conocen, sino por los que a través de cualquier medio les piden ayuda.
Recen por los desconocidos con el mismo amor que lo hacen por los amados, y se volverán más piadosos.
No recen de memoria, recen sintiendo que le hablan a Dios,
pues ESTO ES ASÍ.
. ¿Cuánto más los escuchará a Uds., los hijos de la Tierra que tanto Ama?
Pero no pidan esperando el resultado:
eleven su plegaria al firmamento, y finalicen diciendo:
Padre que se haga siempre tu voluntad y no la nuestra...
Amén.
"La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes"(San Juan Damasceno, f. o. 3, 24).
¿Desde dónde hablamos cuando oramos?
¿Desde la altura de nuestro orgullo y de nuestra propia voluntad, o desde "lo más profundo" (Sal 130, 14) de un corazón humilde y contrito?
El que se humilla es ensalzado (cf Lc 18, 9-14).
La humildad es la base de la oración.
"Nosotros no sabemos pedir
como conviene"(Rom 8, 26).
La humildad es una disposición necesaria para recibir gratuitamente el don de la oración:
el hombre es un mendigo de Dios (cf San Agustín, serm 56, 6, 9).
"Si conocieras el don de Dios"(Jn 4, 10).
La maravilla de la oración se revela precisamente allí, junto al pozo donde vamos a buscar nuestra agua:
Allí Cristo va al encuentro de todo ser humano, es el primero en buscarnos y el que nos pide de beber.
Jesús tiene sed, su petición llega desde las profundidades de Dios que nos desea.
La oración, sepámoslo o no, es el encuentro de la sed de Dios y de sed del hombre.
Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de El (cf San Agustín, quaest. 64, 4).
"Tú le habrías rogado a él, y él te habría dado agua viva" (Jn 4, 10).
Nuestra oración de petición es paradójicamente una respuesta.
Respuesta a la queja del Dios vivo:
"A mí me dejaron, Manantial de aguas vivas, para hacerse cisternas, cisternas agrietadas" (Jr 2, 13), respuesta de fe a la promesa gratuita de salvación (cf Jn 7, 37-39; Is 12, 3; 51, 1), respuesta de amor a la sed del Hijo único (cf Jn 19, 28; Za 12, 10; 13, 1)
PARA VUESTRA SABIDURÍA Y REFLEXIÓN….
QUE LA SANTA CONCIENCIA DE LAS ALMAS
NOS AYUDE A DESPERTAR Y DARNOS CUENTA
LO QUE NOS PUEDE SUCEDER....
YO QUIERO A LA VIDA Y ESTE PROYECTO DE VIDA DEL CREADOR…
SI USTEDES CREEN TOMEN CONCIENCIA Y AYUDEMOS DE VERDAD
A NUESTRO HOGAR…
NUESTRO PLANETA TIERRA…
FELILUXOR
FE Y FELICIDAD EN LA LUZ DE ORO
POR LA VIDA
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